Ya seas un atleta o un maestro, lograr el éxito en Jiu-Jitsu es una misión que requiere dedicación y mucho trabajo. Armado con la experiencia adquirida en sus 15 años como cinturón negro, nuestro GMI Fabio Rosa, líder de Fabin Rosa Brazilian Jiu Jitsu, defiende que un equipo unido marca la diferencia en la enseñanza y también en las competencias.
En charla con GRACIEMAG, Fabio explicó cómo la unión afecta el desempeño de su academia, además de hablar sobre el inicio de su carrera y cómo logra encontrar un equilibrio entre su rutina como deportista y la del maestro de Jiu, Jitsu. ¡Mira las líneas a continuación!
* ¡Forma parte del equipo de GMI! *
GRACIEMAG: ¿Cómo se enteró del Jiu-Jitsu?
FABIO ROSA: Crecí en Barra da Tijuca, Río de Janeiro. Cuando era niño, siempre veía gente mayor yendo al entrenamiento de Jiu-Jitsu, lo que despertó mi curiosidad. También había algunos practicantes en mi escuela y uno de ellos era un amigo mío, quien terminó invitándome a visitar el gimnasio donde entrenaba. En ese momento ya estaba practicando judo y capoeira, pero luego de este curso experimental lo dejé todo para enfocarme definitivamente en Jiu-Jitsu.
¿Cuándo obtuviste tu cinturón negro?
Me gradué cinturón negro con el profesor Roberto Magalhães, también conocido como “Roleta”. Comencé a entrenar Jiu-Jitsu con Gustavo Machado, pero como necesitaba viajar, Roulette me recibió y comenzó a enseñarme cuando ya era cinturón azul. Estuve bajo su tutela hasta 2006, cuando recibí una oferta para venir a vivir a los Estados Unidos poco después de graduarme. Estoy muy agradecido con Roulette por todas las enseñanzas.
¿Cuáles fueron los desafíos para mudarse a los Estados Unidos?
Pasé por la misma dificultad que la mayoría de las personas enfrentan en esta situación, que es adaptarse a una vida diferente. Vine a los Estados Unidos solo, así que tuve que dejar amigos y familiares para perseguir mi sueño. Además, hay diferencias climáticas y culturales, que también han aumentado la dificultad para que me establezca aquí. A pesar de todo, el Jiu-Jitsu fue la mejor herramienta para esta adaptación y pude contar con él para hacer nuevos amigos, que todavía tengo hoy, y tener más contacto con la cultura local.
¿Cómo se te ocurrió la idea de abrir tu primera academia de Jiu-Jitsu?
Hice un período de formación y enseñanza aquí en los Estados Unidos, pero no estaba muy feliz. Terminé alejándome del gimnasio por eso, pero configuré mi garaje para dar lecciones privadas a mis amigos. Cuando empezaron a tomar clases aquí, estos amigos empezaron a insistir en que abriera un gimnasio y yo, que también había considerado esta posibilidad, terminé cediendo y abriendo mi primer gimnasio. El comienzo fue tenso, no tenía suficiente dinero en mi cuenta para pagar el alquiler del mes siguiente, y también estaba pensando en vivir en el gimnasio para recortar gastos, pero a medida que avanzaba el mes logramos contratar a una treintena de estudiantes para cubrir gastos.
¿Cuál es el mayor desafío para equilibrar la rutina de un atleta y un maestro de Jiu-Jitsu?
Este equilibrio es algo que todavía me resulta difícil. Me dedico más a la academia y los alumnos que a mí mismo, y cuando voy a competir, lucho por motivar a mis alumnos. Es un gran desafío equilibrar estas dos rutinas, tengo que entrenar duro, asegurarme de que nadie se lastime, cuidar y mantener el gimnasio en funcionamiento y todavía tengo que entrenar para participar en los campeonatos. No es fácil, pero siento que estoy obteniendo buenos resultados, tanto como deportista como como profesor.
¿Cuál es la lección que aprendiste al competir y que siempre transmites a tus alumnos?
Siempre les recuerdo que la vida, dentro y fuera del Jiu-Jitsu, no es fácil. Si queremos algo, tenemos que luchar, afrontar los buenos y los malos tiempos y seguir adelante sin que nos conmuevan. No siempre ganaremos una competición ni conseguiremos un buen resultado, pero no podemos desanimarnos y dejar de evolucionar. La perseverancia es la clave del éxito.
¿Cuál es el secreto para hacer crecer y tener éxito en tu gimnasio?
Tener un equipo muy unido. Siempre trato de unir a mis alumnos y explicarles que si tienen la misma afinidad y cariño que tengo con mis amigos en Brasil, tendrán más posibilidades de éxito. Ve a practicar y haz que tus amigos tatami quieran verte triunfar, entrenar y conseguir que des lo mejor antes de un campeonato, no tiene precio. Creo que esta unión es la base del éxito, ya sea como alumno, deportista o docente.
Con una academia exitosa y estudiantes talentosos, ¿qué lo motiva a permanecer en la escena competitiva?
Actualmente, mis alumnos son los que me motivan. A medida que mi academia ha crecido, ya tengo un buen número de cinturones negros y muchos de ellos tienen éxito. Ver sus esfuerzos y éxito es algo que me mantiene motivado para darlo todo y seguir luchando. Al principio necesitaba animarlos, pero hoy es una calle de doble sentido.