Rafael Marangoni y Jiu-Jitsu como receta contra el bullying

Rafael Marangoni y su especial atención a los niños de Jiu-Jitsu. Foto: Archivo personal

Nuestro deporte, además de ser el arte marcial más eficaz del mundo, probado en la práctica, también juega un papel fundamental en el mantenimiento de la confianza de sus deportistas, independientemente de su edad. En el período más crítico de la educación de una persona, la infancia, el Jiu-Jitsu es aún más importante.

Y es por eso que nuestro GMI Rafael Marangoni, de Marangoni Jiu-Jitsu, en Mogi das Cruzes-SP, presta especial atención al tema. Cuando era joven, el cinturón negro tenía sus propios problemas con la intimidación y se dio cuenta de cómo extrañaba el Jiu-Jitsu en ese momento. Hoy la profesora recomienda nuestro deporte a los más pequeños con los ojos cerrados. Y quienes piensan que el principal problema es la autodefensa se equivocan. El problema aquí es la autoconfianza que el Jiu-Jitsu transmite a sus practicantes. Y esto se refleja no solo en los tapetes de su academia, sino también en el día a día de sus alumnos.

Echa un vistazo a las líneas a continuación para ver el análisis de Rafael Marangoni sobre el acoso, el control que el Jiu-Jitsu tiene sobre el tema en los niños que han sufrido e incluso practicado el acoso, y cómo esto ayuda a formar mejores personas en la vida. ¡Oss!

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GRACIEMAG: Se habla mucho del Jiu-Jitsu como autodefensa, pero otro gran beneficio del arte suave es la confianza en uno mismo que aporta. ¿Puedes hablar de este parámetro entre la autodefensa y la autoconfianza?

RAFAEL MARANGONI: Una persona más segura de sí misma es automáticamente más feliz. La idea de “aprender a pelear” no se trata de desafiar o golpear a otros, sino todo lo contrario. Después de todo, “es mejor saberlo y no necesitarlo que necesitarlo y no saberlo”. Solo con esta idea te conviertes en alguien más seguro que tú mismo, y no solo en una situación de riesgo, sino en la vida cotidiana en general. La autoconfianza es el primer paso hacia metas pequeñas o grandes, cuando sientes miedo o miedo, tu subconsciente te está frenando y las cosas buenas no suceden.

Rafael Marangoni con algunos de sus alumnos, desde niños hasta jóvenes prometedores en Jiu-Jitsu bajo su tutela. Foto: Archivo personal

Tú mismo has vivido situaciones relacionadas con el bullying …

Desafortunadamente, todavía no practicaba Jiu-Jitsu en la escuela. Empecé, si no me equivoco, en el primer año de secundaria, pero el gran problema fue cuando dejé una escuela privada. Por razones económicas fui a una escuela pública y el cambio es genial, los estudiantes ya te ven como una persona diferente. Del quinto al octavo grado no fue fácil, los alumnos tenían cierto prejuicio hacia la gente que venía de afuera. Recuerdo una situación, creo que en séptimo grado, de un niño que vino con tres de sus amigos durante el intermedio, pidiéndome que me levantara y abofeteándome.

¿Qué enseñanzas de la Academia Marangoni evitan que estas situaciones les sucedan a sus alumnos?

Un alumno mío probablemente no pasaría por una situación así, no solo por la confianza en sí mismo que ha aprendido a tener a lo largo de los años, sino también porque sabe defenderse en todo tipo de situaciones al respecto. La idea nunca fue enseñarles a luchar, al contrario, sino solo en caso de que necesitaran defenderse. En nuestra escuela de Jiu-Jitsu enseñamos a los niños a comer mejor, a tener un respeto jerárquico dentro y fuera del hogar, y también en la colchoneta. Las lecciones aprendidas dentro y fuera del tapete son innumerables. Desde el estudiante que ha sido acosado hasta los estudiantes que han sido acosados, incluso trato de usar algunas historias de mi infancia para aprender lecciones valiosas que durarán toda la vida, especialmente sobre el respeto a los demás.

Estas lecciones ayudan a mejorar las relaciones de los niños con sus padres y compañeros fuera del tapete, ¿verdad?

Creo que el objetivo de nuestra escuela es mejorar la vida actual y especialmente la vida futura de estos niños, ayudándoles a recuperar el equilibrio en todos los sentidos. Un niño muy tímido se volverá más feliz, lo que le permitirá socializar con otros niños. Asegúrese de que el “matón” no intimide en las escuelas y, principalmente, enséñele la diferencia entre el bien y el mal. Enseñe a los niños a defenderse en todo tipo de situaciones. Mejorar la alimentación, las calificaciones, la disciplina y sobre todo hacerlos más felices.

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